Texto propuesto a los centros educativos de Cabezón de la Sal para su adhesión.
En octubre de 2023 comenzó en Gaza una operación de expulsión y exterminio de la población que solo puede ser definido como genocidio.
El pretexto para masacrar a la población civil ha sido el atentado, sin duda durísimo, perpetrado por Hamas el 7 de octubre. Sin embargo, las consecuencias recaen sobre toda la población civil que lleva sufriendo desde hace decenios la violencia asestada por Israel.
Más de treinta y cinco mil personas han sido asesinadas, una parte importante niños y niñas. Son miles las personas amputadas, quemadas, heridas y enfermas. Miles los niños y niñas huérfanos o perdidos. La destrucción del territorio en el que la población vivía en régimen de confinamiento y apartheid es completo. Las casas, universidades, hospitales o cafés son escombros. Los lugares y comunidades que albergan la cultura palestina están siendo arrasados. Un millón quinientas mil personas están hacinadas en el sur de la Franja de Gaza, a donde se les ordenó ir bajo la amenaza de las bombas. Allí, a la intemperie siguen siendo bombardeadas y sometida a la experimentación de nueva tecnología militar. Apenas se permite la entrada de ayuda humanitaria. Hay muertes por inanición, sed e infecciones.
El Gobierno de Israel masacra a la población civil palestina con el pretexto de la autodefensa y a la vez deshumaniza a los jóvenes israelíes, condenándoles a convertirse en una horda criminal. Obligándoles a perpetrar esta matanza, les condenan a perder la paz para siempre.
Mientras tanto, salvo honrosas excepciones, los gobiernos de la comunidad política internacional se comportan como estados fallidos, incapaces de proteger las vidas humanas y hacer cumplir sus propias resoluciones. No solo no presionan al Gobierno de Israel para que cumpla las exigencias de Naciones Unidas o de la Corte Penal Internacional, sino que continúan manteniendo relaciones comerciales, de forma sangrante muchas de ellas de compraventa de armamento, con Israel.
Aunque la mayor parte de los gobiernos le están fallando a la gente, la sociedad civil en casi todo el mundo se organiza para denunciar y mostrar solidaridad con el pueblo palestino.
Nosotras y nosotros, vecinas y vecinos de Cabezón de la Sal, hemos estado donde tocaba estar y desde primeros de noviembre hemos mantenido vigilias semanales de denuncia y solidaridad y organizamos un festival solidario el 13 de abril, en el que se volcó todo el pueblo y valles de alrededor.
En España, miles de personas jóvenes universitarias se han organizado en acampadas, al igual que en muchos otros países del mundo. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ha decidido romper las relaciones con las organizaciones israelíes que no rechacen de forma clara la violencia y el genocidio.